jueves, 10 de junio de 2010

LA INDUSTRIA AZUCARERA EN RD.

Origen y Evolución de la Industria Azucarera Estatal en República Dominicana

Antecedentes
La caña de azúcar fue introducida a la Isla por Cristóbal Colón en su segundo viaje. Su cultivo aumentó significativamente a partir de 1516 durante el gobierno de los Padres Jerónimos, quienes adoptaron un conjunto de medidas económicas en apoyo a la producción azucarera colonial.
Durante los gobiernos subsiguientes ocupados en forma sucesiva por Rodrigo de Figueroa y Alonso Suazo, las políticas de incentivo al cultivo de la caña y a la producción azucarera fueron continuadas y para 1527 en la colonia existían 19 ingenios y 6 trapiches, todos concentrados en las márgenes de los ríos Ozama, Haina, Nizao, Nigua y Yaque del Sur.

Desde esa época (Siglo XVI) la producción de azúcar de caña asume una posición importante en el orden económico. Estaba fundamentada en el trabajo intensivo de esclavos indígenas y africanos; y su mercado principal era local y sus excedentes eran enviados a Puerto Rico y a España.
Para finales del Siglo XVIII, la parte occidental de la isla comienza el desarrollo de la industria azucarera, la misma se realizaba bajo técnicas rudimentarias. Los molinos y trapiches eran de madera, el jugo extraído de la caña se procesaba en ollas de cobre, en fogones individuales los cuales se preparaban con leña. Este sistema se mantuvo hasta finales del Siglo XIX, cuando se origina el desarrollo industrial de la fabricación de azúcar.
Para finales del Siglo XIX se produce el cambio del ingenio motorizado por fuerza animal al uso de la máquina de vapor como fuente de energía, conformándose así el inicio de la industria moderna, lo que generó la expansión de los cañaverales y la instalación de ingenios mecanizados.
El desarrollo de la industria azucarera encontró apoyo en la masiva migración de exiliados cubanos, quienes vinieron al país como consecuencia de la primera guerra de independencia cubana (1868-1878), asimismo esta corriente migratoria se incrementó con la afluencia de ciudadanos puertorriqueños, que llegaron al país por razones similares.

Inversion Extranjera.

El capital de la industria azucarera no tiene origen exclusivo en los países desarrollados, sino también en las islas caribeñas, pues fue la inversión de inmigrantes cubanos y puertorriqueños en la compra de grandes extensiones de tierras para el cultivo de caña de azúcar y en la construcción de molinos industriales modernos, con máquinas de vapor y ferrocarriles para el transporte de la caña lo que produjo el desarrollo de la industria azucarera moderna en la República Dominicana.

Luego fue incorporado el capital europeo con la intervención de bancos alemanes e ingleses y el norteamericano, cuya función básica estaba dirigida al financiamiento de la actividad azucarera, llegando a controlar para el año 1926 el 50% de las inversiones en la industria azucarera y absorbiendo la mayoría de los ingenios más importantes, con la excepción de la National Sugar Rening Co. del conglomerado Vicini.

Para finales de la década de los 20 la industria azucarera se encontraba concentrada en tres grandes grupos representados por la National de los Vicini, la Cuban Dominicana y la South Porto Rico Sugar Company, propietaria del Central Romana.

Monopolio Azucarero de Trujillo.
Como resultado de la segunda guerra mundial, la producción de azúcar de remolacha en los países europeos disminuyó y los precios de azúcar a partir de la caña aumentaron. Los buenos precios en el mercado mundial del azúcar estimularon la participación del Presidente Trujillo en la actividad azucarera. En forma paralela se desarrollaron acontecimientos que enfrentaron a las empresas extranjeras productoras de azúcar con el poder de Trujillo y las buenas relaciones que existían entre ellos se fricciona, dando paso a una guerra fría durante la cual el Presidente Trujillo hizo uso de los mecanismos jurídicos y políticos de su posición para penetrar en la actividad productora de azúcar.

En 1948 Trujillo se inicia en el negocio de la producción azucarera con la instalación del Ingenio Central Catarey en Villa Altagracia; y en 1952, mediante compra personal adquiere el Ingenio Montellano en Puerto Plata, cuyo propietario lo era el Sr. Edwin Kilbourne. En ese mismo año se iniciaron las operaciones en el Ingenio Río Haina.

Para 1953 compra el Ingenio Central Ozama, que era propiedad canadiense; compró Amistad, de propiedad puertorriqueña y el Central Porvenir a la familia Kelly. Ya para fines de 1953 sólo estaban fuera del control de Trujillo las dos grandes corporaciones norteamericanas representadas por la West Indies con 5 ingenios y el Central Romana, Inc., ambas propietarias de grandes extensiones de terrenos y abundante ganado. Así también se encontraban las tres propiedades de los Vicini.

A la muerte de Trujillo en el año 1961, termina el régimen de propiedad de su familia sobre una gran cantidad de empresas y compañías, entre ellas las azucareras, las cuales pasaron a ser propiedad del Estado Dominicano, mediante Ley de Saneamiento No.6106, del 14 de noviembre de 1962.

La Industria Azucarera Estatal.
De conformidad con la Ley No.7 del 19 de agosto de 1966, los ingenios que con anterioridad habían sido del Presidente Trujillo y que al momento estaban en manos del Estado Dominicano, pasaron a constituir el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) en condición de organismo autónomo responsable del control y eficiente funcionamiento de los 12 ingenios del Estado.

En sus orígenes, el CEA desempeñaba una función clave en nuestra economía. Ocupaba alrededor de un 12% de las tierras cultivadas del país, aportaba alrededor de un 40% del total de las exportaciones, con lo cual garantizaba un 60% de ocupación a la fuerza laboral de la industria, además, en forma indirecta, garantizaba una gran cantidad de empleos a través de actividades que como el transporte, el comercio y otros servicios se generaban con la producción azucarera.

La industria azucarera estatal, desde sus inicios, tiene tres actores principales. Dichos actores son: los ingenios azucareros, las instituciones envueltas en el proceso de comercialización y venta del azúcar y los colonos.
El CEA controlaba doce ingenios de propiedad estatal y cuatro divisiones de apoyo, en la década de los ochentas fueron cerrados dos de estos Ingenios para orientar sus tierras a la diversificación Agrícola.

El mercado de los azúcares y mieles producidas en estos ingenios se comercializa a través del Instituto Azucarero Dominicano (INAZUCAR), que fija la política nacional con relación al mercado de las exportaciones y controla la comercialización interna de melaza y la Dirección Nacional de Control de Precios de la Secretaría de Estado de Industria y Comercio, que de común acuerdo con el INAZUCAR, fija los precios del mercado interno de los azúcares y mieles.

Los colonos azucareros representan unos 5,500 agricultores independientes que producen caña y la entregan para molienda a los ingenios del Estado. La relación de los colonos y las empresas azucareras del Estado está regulada por la Ley 491, promulgada el 23 de octubre de 1969, en la cual se establece, entre otras cosas, la forma de pago por caña entregada y procesada a los ingenios por los colonos azucareros.

En la década del 70, del volumen de azúcar producido en los ingenios propiedad del CEA, alcanzaba entre 800-900 mil Toneladas Cortas. Como subproducto, los ingenios del CEA obtenían la melaza, la cual es utilizada en la producción de una gran diversidad de productos, tales como el alcohol, levadura y alimentos para animales, y el bagazo, principal combustible utilizado en los ingenios azucareros.

El total de tierras bajo cultivo de administración sobrepasaba el millón y medio de tareas inglesas (1,568,900) y la caña de administración molida por ingenios, considerando la aportada por el colonato alcanzó los 6,329,345 Toneladas Cortas, con una productividad promedio de 3.42 Ton/Tareas y un rendimiento comercial, que en promedio fue de un 11%.
En la década del 80, se registraron niveles de producción y rendimientos similares a los del 70; sin embargo, a medida en que la década avanzaba, y como resultado del casi total abandono de las prácticas culturales en los cañaverales, la falta de inversiones o bien inversiones insuficientes en programas de cultivos, manejo varietal inadecuado, desatención casi total a las prácticas de riego y drenaje, se comenzó a notar una merma considerable en los niveles de producción que habían sido alcanzados.

A todo lo anterior, se sumó el inicio formal de los problemas de mano de obra para el corte y tiro de la caña, por la escasez de trabajadores nacionales y los problemas que en torno a la contratación de braceros haitianos, se presentaron entre ambos países.

De igual manera, en el ámbito internacional, la caída de los precios que experimentaron los precios del azúcar, en los mercados Europeo y Americano, también contribuyeron al agravamiento de la crisis. En el inicio de la década de los 80, los precios del azúcar alcanzaban los 18.9 centavos de dólares, pero en el 85, estos precios habían bajado a 4.09 centavos, lo cual no representaba ni siquiera los costos de producción. Esta situación de bajada drástica de los precios, mejoró en los años siguientes, pero nunca recobrando la situación del inicio de la década.

Las restricciones que la situación internacional impuso a las producciones de azúcares y mieles, motivaron que en el CEA se buscaran otras alternativas de producción, que entre otras cosas, mantuvieran el nivel de los ingresos, el empleo y el desarrollo de una economía agroindustrial basada en los principios de crecimiento industrial y desarrollo tecnológico.

Se inicia pues, la época de la diversificación de la industria azucarera, en la cual, se dirigió una parte de las operaciones del CEA hacia actividades agroindustriales, fabriles, energéticas, parques industriales y zonas francas, como forma de reorientar la capacidad productiva del CEA y del país, aumentando el producto bruto interno y mejorando el nivel de las exportaciones y al economía en sentido general.

Con estos objetivos definidos, se formularon modelos de inversión y de gestión que garantizaran el máximo aprovechamiento de los recursos a través de inversión conjunta de capitales con empresas o inversionistas interesados en el desarrollo de proyectos de diversificación agrícola. En este marco se iniciaron: el Complejo agroindustrial Piñero (FRUDOCA), Agroindustrial Citricola (Consorcio Citricola del Este), el Complejo Agroindustrial Piñero (DOLE DOMINICANA), Agroindustria Citrícola (Consorcio Cítricos Dominicanos), el Proyecto de Diversificación del Ingenio Esperanza (cultivo de sorgo, maíz, gandul, yuca, habichuela, batata, etc.).

La inversión en proyectos de generación térmica, para los cuales se gestionaron y obtuvieron financiamientos del Banco Mundial y asistencia del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD); en proyectos de parques industriales, zonas francas y proyectos de desarrollo de infraestructura turística.

Los proyectos de zonas francas se formularon para ocupar mano de obra no ocupada por los proyectos de diversificación agrícola, y amplias zonas propiedad del CEA, apropiadas para el desarrollo turístico, tales como los adyacentes al Ingenio Montellano en el norte del país, y las zonas comprendidas entre el río Soco y Cumayasa en el este, que aún no han sido explotadas en su totalidad.

Por decisión del gobierno central, en la década del 80, una gran cantidad de tierras propiedad del CEA fue traspasada al programa de reforma agraria. A través de este programa se procuraba brindar asistencia técnica con el IAD, el Banco Agrícola y el propio CEA, a las actividades agrícolas que dan sustento a una gran mayoría de dominicanos. Este ingrediente contribuye también al aumento de la crisis del sector azucarero estatal.

A todo lo anterior, se debe sumar también el cierre de las operaciones de los ingenios Catarey y Esperanza a mediados de la década del 80. Esta cerró con una producción de azúcar crudo ascendente a 304,970 Toneladas Cortas, lo cual representa un 30% de la producción de la década anterior. El área de tierra dedicada al cultivo de administración en la misma década fue de 767,932 Tareas Inglesas (50% menos que en la década) y la producción fue en promedio de 2.99 ton/tarea. La década del 90 acentúa considerablemente la gravedad de esta situación.

Durante la década del 90 empeora. Acentúa considerablemente la gravedad de esta situación ya que la antigüedad y deterioro de los equipos y maquinarias en las fábricas unidos a una escasa o nula inversión de capital se tradujo en ineficiencia, baja productividad y altos costos de producción.

Igual situación se presentaba en el campo debido a la falta de aplicación en el tiempo oportuno de las prácticas culturales en los cañaverales, por la falta de recursos financieros, al igual que una reducción en los programas de renovación de cañaverales y cultivos de retoño contribuyeron a una reducción de los rendimientos.
Todos estos acontecimientos crearon las condiciones para que fuese necesario realizar la privatización de los Ingenios, la cual ocurrió en 1999 bajo la modalidad de arrendamiento por un período de 30 años.

1 comentario:

  1. demasiado largo. reducir en tamano, ponerle fotos y usar diferentes colores de letras para hacer la lectura mas amena

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